viernes, noviembre 18

Estancia de Madero en San Luis Potosí y su escape hacia los EU

El 4 de junio de 1910, Francisco I. Madero visitó la ciudad de Monterrey para hacer campaña a la presidencia de la república. La historia de México detalla que en plena Alameda, Madero dio un discurso llamando al voto y cambiar el régimen de Porfirio Díaz.

Al día siguiente la policía de Monterrey lo detuvo en la desaparecida estación de ferrocarriles “Unión”, el inmueble estaba en el terreno que hoy ocupa la Central de Autobuses. Madero fue trasladado a San Luis Potosí donde fue encarcelado. El preso político y cuya estatura era de 1.50 cms. llegó esposado a la antigua estación del ferrocarril, que actualmente se encuentra en la parte oriente de la alameda “Juan Sarabia”, en la capital potosina.

Meses después, el hoy considerado erróneamente como “apóstol de la democracia” fue puesto en libertad a condición de que no abandonara San Luis Potosí. A pesar de la advertencia del gobierno porfirista, Madero hizo planes para escapar rumbo a San Antonio, Texas, en donde lanzaría el llamado “Plan de San Luis”, que desencadenó el levantamiento armado contra el gobierno del Gral, Porfirio Díaz.

Sobre la estancia de Francisco I. Madero en la capital potosina y su fuga hacia la unión americana, me remito a la copia (proporcionada por el Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí) de una carta que los hermanos Mascorro, -hijos de Jerónimo Mascorro, uno de los revolucionarios que anduvieron muy activos en SLP- enviaron el 20 de junio de 1962 al gobernador de Coahuila, Gral, Raúl Madero, con el fin de obtener su aval y acceder a un fondo de pensiones que en décadas pasadas se entregaban a los veteranos de la revolución mexicana.
Los hermanos Mascorro detallan que Francisco I. Madero estuvo hospedado en el hotel “Fiel Pastor”, hoy “De Gante” y que actualmente se localiza en la calle de 5 de mayo, a una cuadra del Palacio de Gobierno, entre las calles de Iturbide y Madero. Mencionan a los licenciados: Roque Estrada y Pedro Antonio de los Santos, así como a los señores Arizmendi y Jerónimo Mascorro, entre otros correligionarios principales los que fraguaron el plan para la fuga de Francisco I. Madero.

La carta enviada al gobernador del Estado de Coahuila escrita en primera persona pero signada por los hermanos Mascorro, cita textualmente: ”Para llevar a cabo esto (el escape de Madero), se hizo lo siguiente: mi abuela, Doña Juana García de Cancino; y mi madre, Petra Cancino de Mascorro, se hicieron cargo de lavar la ropa de uso personal de la familia Madero; de esta manera se introducía la correspondencia al señor Madero. Así mismo, se aprovechaban los paseos que por la tarde solía hacer por la alameda (Juan Sarabia) y de la manera más discreta, mis hermanos: David, Vito y Manuel se reunían con otros más y al acercarse Madero para saludarle, le entregaban la correspondencia. Por otra parte, como en esos días los principales correligionarios pernoctaban en nuestro hogar y para tener contacto con ellos, nuestra hermana Juana Mascorro desempeñaba un gran papel en esto. Cuando alguno de los correligionarios en comisión necesitaba ponerse en contacto con alguna de las personas que estaban en nuestra casa, nuestra hermana hacía uso de su juventud, se acercaban los correligionarios a ella, simulando ser pretendientes; por ese medio se encontraban algunas personas que tenían que tratar asuntos de vital importancia. En esta forma, todos los correligionarios estaban en contacto directo con los problemas que se presentaban. A nuestro padre no se le dificultó llevar avante el plan habiendo comprometido a tres empleados más del servicio exprés, quienes prestaban sus servicios entre San Luis y Laredo resultando un feliz término con la aportación de nuestra familia”.

Con base a la copia de la carta, el escape de Madero fue de la siguiente manera: A las 6 de la tarde del día 3 de octubre de 1910, comenzó a llover en la capital potosina. Con la ayuda de las mujeres: Juana García de Cancino, Petra Cancino de Mascorro y de su esposa, Sara Pérez, Francisco Madero escapa del hotel a través de una ventana que daba paso al edificio contiguo y que se encontraba en construcción; Madero atraviesa las calles de 5 de mayo, Zaragoza, Morelos, Lerdo de Tejada, Constitución y Negrete hasta llegar al costado sur de la alameda en donde se encontraban algunos de sus correligionarios; otros tantos distribuidos a lo largo de oriente a poniente a efecto de defender al líder revolucionario en caso de que sus perseguidores pretendían detenerlo.

Desde la alameda “Juan Sarabia”, Madero se dirige hacia la calle de Azteca Sur para llegar a la de Insurgentes (en 1910, calle de San Pedro) en donde se encontraba la casa de Jerónimo Mascorro y donde pernoctó junto con otros correligionarios. Ahí fue visitado por su esposa, Sara Pérez para despedirse y emprender la huída hacia el norte. En la madrugada del día 4 de octubre, el líder revolucionario, escoltado por los señores Eusebio Loredo, Víctor Nava, Antonio Nieto, entre otros, se dirige hacia la estación ferrocarrilera de Peñasco de donde, escondido en un vagón de carga, se dirige hacia la ciudad de Loredo.

Fue así como Francisco I. Madero logra burlar al gobierno de Porfirio Díaz y desde Estados Unidos lanza la proclama del Plan de San Luis, que llamaba al levantamiento armado para el día 20 de noviembre de 1910 .

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