El escenario de la toma de protesta: el auditorio “Miguel Barragán”. El presidente, Carlos Salinas; los gobernadores entrante y saliente,; Luis Donaldo Colosio, presidente nacional del PRI; funcionarios federales y Fidel Velázquez, líder de la CTM ; entre otros; arriban en helicópteros al auditorio, sede –solamente en ese día- del Congreso del Estado. Fausto Zapata Loredo se convirtió oficialmente en el gobernador constitucional de San Luis Potosí. Por la noche y en la Plaza de los Fundadores, Salvador Nava rinde protesta como “gobernador moral y legitimo de los potosinos”, y advirtió: “nuestro objetivo será impedir, día a día, que el usurpador pueda gobernar. Nuestro objetivo será impedir, noche a noche, que el usurpador pueda siquiera soñar con gobernar. Es imposible gobernar a un pueblo en contra de su voluntad”. El día 26 de septiembre de 1991 terminó con dos gobernadores y un ambiente sociopolítico ya no caliente, sino hirviendo.
Al día siguiente, mujeres navistas inician un plantón en todas las puertas del palacio de gobierno con la intención de impedir el paso a quien ellas consideraban como el usurpador. Nava inicia una marcha rumbo a la Ciudad de México; la intención es llegar al zócalo el 1 de noviembre, día del III Informe Presidencial. En la Plaza de la Constitución -se decía- Salvador Nava leería un documento que era llamado como el “nuevo Plan de San Luis”. “No será un mensaje al presidente, será un mensaje a la nación”, respondió Nava a las preguntas de los reporteros nacionales e internacionales. Esa marcha y el día del informe presidencial como fecha de arribo comenzaba a preocupar a la secretaría de gobernación.
Nadie sabía qué iba a pasar en San Luis Potosí, hacía unas semanas que Carlos Salinas hizo renunciar al gobernador electo de Guanajuato. ¿Aceptaría el priísmo nacional el derrumbe de otro de sus nuevos gobernadores? Por supuesto que no. ¿Qué solución pensaban en Gobernación de Fernando Gutiérrez Barrios, ex militar y uno de los hombres fuertes del PRI? ¿habría represión militar como en 1961? Los navistas plateaban una solución: la renuncia de Fausto Zapata Loredo. La solución la tenia que dar Carlos Salinas de Gortari.