La masacre de San Valentin

En un garaje localizado en el 2122 North Clark Street, se encuentran reunidos James Clark, Al Weinshank, Adam Meyer, John May y los hermanos, Frank y Pete Gusenburg; todos ellos integrantes de la banda del capo de la Ribera Norte de Chicago, Bugs Moran. Esperan un cargamento de alcohol cuyo envío fue pactado los días anteriores. Son las 10 y media de la mañana.

De pronto, dos policías con pistola en mano irrumpen en el lugar.
-¡Arriba las manos y de cara a la pared!
-¿Qué ocurre chicos? -pregunta James Clark, el cuñado de Moran- Estamos al día con los pagos, les hemos dado su parte.
-¡Andando! ¡Contra la pared!-, le ordena uno de los agentes.

Los secuaces de Moran, con las manos en alto, son formados en hilera frente al muro y les requisan sus armas. Ya están acostumbrados a ese tipo de operativos, en consecuencia saben que pronto acabará, estarán libres y podrán cobrar el hecho de que les hayan hecho perder el tiempo. Mientras tanto, en una cafetería cercana se encuentra el capo Bugs Moran y dos de sus hombres, Willy Marks y Ted Newbury.

Uno de los policías vuelve a la puerta de entrada para hacer pasar a dos hombres vestidos de civil quienes del interior de sus gabardinas sacan sus ametralladoras. Los policías guardan sus armas de puño y sacan también las más poderosas.

Se da un silencio que inquieta a los delincuentes,  ya no les gusta nada de lo que pasa, no pueden voltear la mirada porque se los prohibieron los policías. En un rincón del garaje, se encuentra un perro pastor alemán, el mejor amigo de la banda y guardián del inmueble.

De pronto, los hombres de Moran fueron ametrallados por la espalda. El eco de las ráfagas de metralleta se escucha en la zona y pone en vilo a la gente incluyendo a Bugs Moran, quien no imagina que la mayor parte de su banda esta siendo liquidada.

Terminando el trabajo, los hombres de civil entregan sus armas a los dos policías y simulan ser detenidos, saliendo del garaje con las manos en alto y en medio de curiosos. El perro, el ahora testigo silencioso, empieza a aullar. Éste crimen tuvo lugar el día 14 de Febrero de 1929.

Al día siguiente, los titulares de todos los periódicos de Estados Unidos decían: “Masacre de San Valentín en Chicago”. El país estaba conmocionado. Las sospechas iniciales apuntaban a que había sido la corporación policíaca. Sin embargo, Bugs Moran señalaría al probable responsable del crimen ante la sociedad norteamericana. -¡Solo Al Capone puede matar de esa forma!-. Los ciudadanos de Chicago le dieron la razón y más aún cuando hubo quienes identificaron a los detenidos por los policías –que luego resultaron ser falsos- como John Scalise y Albert Anselmo, hombres que anteriormente habían sido contratados por Capone para asesinar a Frankie Yale, su anterior patrón. También era conocido que había una guerra entre las bandas de Bugs Moran y Al Capone por el control total del tráfico ilegal del alcohol en Chicago.

Posterior al 14 de febrero, Bugs Moran se queda solo, sus secuaces huyen de Chicago horrorizados por la masacre. Y es que nunca antes había ocurrido un crimen tan sangriento como el de aquél Día de San Valentín, se habían escrito otras reglas de juego. En consecuencia, Al Capone obtenia la victoria en la Bootleg War (guerra del contrabando del alcohol), quedó como el principal gánster de la ciudad de Chicago. Si bien, a falta de culpables, la policía no pudo seguir investigando el múltiple asesinado, el episodio del garaje también significó la culminación de la impunidad de Capone. 

Su imagen de “hombre de negocios” y benefactor social se esfumaba debido a que la gente lo consideraba como el autor intelectual de la masacre de San Valentín. Un equipo de detectives incorruptibles, mejor conocidos como Los Intocables, a las órdenes de Eliot Ness, había estado recogiendo indicios desde hacía bastantes meses, con el propósito de reunir las suficientes pruebas para lograr una condena contra Alfonso Capone. Consiguieron juzgarlo por evasión de impuestos.

Capone fue condenado a once años de prisión el 17 de octubre de 1931. Su condena fue reducida a seis años y cinco meses por buena conducta. Desde 1934 Capone cumplió su pena en la penitenciaria de Alcatraz de fue liberado en noviembre de 1939. Vivió los años que le quedaban, en su mansión de Palm Island retirado de todos los negocios, acabado y enfermo por la sífilis. Murió a consecuencia de una crisis cardiaca el 25 de Enero de 1947.

Los demás protagonistas de aquél sangriento 14 de febrero de 1929 tuvieron destino trágico. Bugs Morán, nunca se repuso de la masacre e ingresó dos veces a la cárcel por diversos delitos; falleció de cáncer en 1957 y fue enterrado en una fosa común de la prisión. John Scalise y Albert Anselmi, los hombres de civil, tuvieron una muerte muy cruel y lenta; fueron golpeados con un bat hasta la fractura de los huesos por Alfonso Capone debido a una traición. Los dos falsos policías fueron asesinados, cada uno en circunstancias diferentes.

El escenario del crimen que marcó un hito en el modus operandis de la mafia de finales del siglo XX, se convirtió en una atracción turística de Chicago. En 1967 derribaron el lugar, pero un empresario compró los escombros y rehízo el muro contra el que fueron ametrallados aquellos hombres, en un night club que tenía ambiente de los años 20´s. Al cierre del club, los ladrillos marcados por los impactos fueron desmontados para convertirse en los ladrillos más caros del mundo; fueron puestos a la venta a mil dólares cada uno.

En Chicago, existe la leyenda urbana de que esos ladrillos llevaron la desgracia a sus poseedores. También se cuenta que cuando se pasa por donde estuvo el garaje, se oyen gritos, detonaciones y el aullido de un perro; se dice que cuando los perros pasan por el lugar se inquietan y huyen. Este 14 de febrero de 2013, se cumplen 84 años de uno de los días más sanguinarios en la historia de la mafia y de Estados Unidos.

Ver el video extraido de la película: "La Masacre de San Valentin" (1967)