Antes de compartir mi opinión sobre las declaraciones del presidente, Calderón, y del ex presidente, Carlos Salinas; me remito a unas páginas de la verdadera historia de México y al libro: "Los Nazis en México" de Juan Alberto Cedillo, para referirme al fenómeno del tráfico de drogas y los involucrados en esta actividad durante el siglo XX.
En los albores de la Segunda Guerra Mundial, el narcotráfico se convirtió en una de las armas de los países del Eje (Alemania y Japón) contra el ejército de los Estados Unidos. En consecuencia, fue México el centro de operaciones cuya estrategia era utilizar las drogas (opio, marihuana) para “debilitar la moral” de los soldados y marines que vigilaban las bases navales ubicadas en la costa del Pacífico y sabotear la producción armamentista estadounidense. Así pues, el primer gran cartel del narcotráfico en México fue creada por oficiales de la Abwehr y de la Gestapo , y cuyas operaciones iniciaron poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, con la participación de militares y políticos mexicanos, emanados del Partido de la Revolución Mexicana , que posteriormente se llamaría Partido Revolucionario Institucional. “Fue a partir del impulso alemán y japonés que el rentable negocio de la droga llamó la atención de militares, políticos y gobernantes”, escribe Juan Alberto Cedillo en su libro: Los Nazis en México.
El primer cártel del narcotráfico, apoyado por los japoneses y alemanes, era dirigida por el Gral, Francisco Javier Aguilar González, importante diplomático, y sus cómplices eran gobernadores y ex gobernadores de varias entidades: Gonzalo N. Santos, de San Luis Potosí; Donato Bravo Izquierdo, de Puebla; Miguel Alemán Valdés, de Veracruz, y Maximino Ávila Camacho, ex mandatario de Puebla. Todos ellos pertenecientes a la clase política priísta del siglo XX.
Poco tiempo duró para que el primer gran cártel mexicano se apoderara de casi todo el tráfico de drogas a través de la frontera norte. La logística y operaciones de campo del cártel eran supervisadas por un militar desde la oficina de la Presidencia de la República. Nueve meses antes del inicio formal de la II Guerra Mundial, la prensa mexicana reportó: “Japón y Alemania tratan de envenenar con opio a la juventud de los Estados Unidos. Pasan la droga por nuestro país, específicamente por el poblado de Naco, Sonora. Varios contrabandistas han sido detenidos en los últimos meses en Douglas, Arizona”.
El gobierno mexicano, la parte no involucrada en el cártel, denunció la existencia de un plan entre Alemania y Japón para introducir estupefacientes en EU con el fin de debilitar a los hombres y jóvenes de aquel país”. Los servicios de inteligencia norteamericanos identificaron el cártel nazi-mexicano y registraron que era encabezado por militares y políticos mexicanos.
En 1942, el gobierno de Estados Unidos, recibió un reporte de parte de la Inteligencia Naval. En el documento se confirma la penetración de fuerzas extranjeras en la política mexicana y se asegura que los dirigentes del cártel eran encabezados por el general, Francisco J. Aguilar. “Sus principales asistentes son los líderes de un ilegal tráfico de drogas y de los círculos del contrabando. Él (Francisco J. Aguilar) también controla los espías y agitadores que trabajan para los nazis y nipones” precisaba la parte enviada a Washington.
En el libro: “Los Nazis en México”, se menciona que en el frente político del primer cártel mexicano jugó un papel fundamental el que fuera gobernador de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos, quien junto con Donato Bravo Izquierdo, ex gobernador del Estado de Puebla, había adquirido una amplia experiencia para sus actividades ilícitas en los ámbitos diplomáticos y legislativo.