miércoles, agosto 1

Cierre de ciclos: difícil pero necesario


Cerrar ciclos es, desde luego, un proceso difícil e incluso doloroso. A veces insistimos en alargar una etapa, en retener a una persona, en vivir el presente con vínculos en el pasado, con personas que solamente aparecieron para aprender, para prepararnos para el futuro; con personas que incluso nos hicieron daño, pero que no dejamos ir por temor a la soledad, a tal grado de aceptar el perdón sobre algo que es inaceptable. En fin, un sinnúmero de situaciones en las que hay que saber ver y aceptar el momento en el cual una etapa ha llegado a su fin.

Comparto las siguientes situaciones vividas por tres personas, sus cierres de ciclos y algunos de los beneficios que hoy por hoy están disfrutando después de dar ese paso difícil.

Historia número 1:
Alejandra. Una mujer que a lo largo de casi dos años  trabajó en producción de multimedia. Creó e implementó proyectos atractivos que aportaban un beneficio en contenidos para la sociedad. Su creatividad, su pasión y amor a su trabajo la mantuvo muy dedicada a lo que hacía. En los últimos meses, se le presentaron proyectos más ambiciosos dentro de la misma empresa, muy acorde a sus pasiones, gustos y especialidad en temas específicos.

Sin embargo, la empresa realizó cambios en la directiva y muchos de los proyectos impulsados por  la entusiasta y profesional Alejandra se vinieron abajo; además de eso, su empleo estaba en juego. Frustración, coraje, tristeza, impotencia, miedo, fueron sólo algunas de las emociones que la profesionista experimentó en las semanas subsecuentes.  De alguna manera, la estaban orillando a cerrar un ciclo laboral, que fue muy productivo para ella, emocionante y de mucha creación, y por lo mismo le costaba mucho trabajo concluir esa etapa, aceptar esa realidad.

Y en efecto, Alejandra dejó de pertenecer a la empresa. Pero al día siguiente de haber perdido su empleo empezaron los cambios a su favor. Después de ese cierre de ciclo, comenzaron a llegar propuestas de trabajo, y pudo darse el lujo de analizar los ofrecimientos para tomar una decisión.

Las ofertas laborales llegaron después de que la orillaron a renunciar a su empleo, no antes. Alejandra ha experesado que inician otros ciclos y mucho mejor que los anteriores,  y prácticamente está agradecida de que ese cambio haya ocurrido, ya que si no fuera por eso, no se hubiese dado cuenta de las nuevas oportunidades que tenía por delante.

Historia número 2:
Fernanda y Xavier viven en unión libre desde hace dos años. Después de poco tiempo de conocerse, iniciaron su relación como pareja. Sin embargo, últimamente el sentimiento de amor entre ellos no fluye como al principio, debido a que Xavier no ha cerrado el ciclo de su pasada relación e incluso aún mantiene comunicación con su ex novia. Obviamente, los sentimientos de Fernanda son de inseguridad, intranquilidad, tristeza, dudas, molestia y odio.

Algunos lectores podrán preguntarse: ¿por qué no lo deja? La razón: Fernanda está plenamente convencida de su amor hacia él. También siente que Xavier la quiere y su único problema es que no ha superado la pasada relación, que no ha podido cerrar ese ciclo. Por ello, Fernanda ha ayudado a su novio a cerrar ese ciclo para que juntos puedan disfrutar plenamente la vida en pareja. Fernanda perseveró y le hizo ver muchas cosas a Xavier, quien ha estado en un vaivén emocional y de sentimientos.

Hasta el momento en que se escriben estas líneas, se sabe que Xavier sabe lo afortunado que es al tener a una novia como Fernanda; los dos platicaron y encontraron un punto de equilibrio.  Xavier se ha portado mucho mejor con su novia y le ha expresado lo importante que es y  eso la hace sentir valorada. Está en ese proceso de cierre de ciclo con el pasado, sacar del presente a esa persona que sólo le impide ver claramente la realidad y únicamente le hace dudar, revivir situaciones pasadas y confundirse respecto a sentimientos, compañía y espacio, perdiendo la oportunidad de ser más feliz al lado de Fernanda.


Historia número 3:
La tercera historia es una anécdota personal: Hace más de 6 años, una mujer apareció en mi vida, no vivía en mi ciudad sino en el estado de Sinaloa. Desde el primer día de contacto nos identificamos y poco a poco se fue fortaleciendo esa amistad que se fue escondiendo más hasta aparecer el sentimiento de amor.

La posibilidad de matrimonio apareció por primera vez en mi vida. Sin embargo, ciertas dudas aparecieron en mi cabeza, especialmente la premura a comprometerme, no por miedo al compromiso, sino que tal vez debía darme el tiempo necesario para estar seguro de lo que sentía y pensaba.

Fueron cinco años de estar en comunicación con aquella mujer sinaloense; hubo ocasiones en que nos encontramos en un punto medio de la distancia que nos separaba, pero a lo largo de ese tiempo pasaron otras cosas que me indicaban que tenía que aceptar la realidad: que esa mujer simplemente había aparecido para mejorarme como ser humano, para prepararme para lo que me correspondía vivir en el presente, y luchar por la persona que apareciera en mi camino haciéndome sentir más equilibrado, más contento y sacando lo mejor de mí.

Así, en junio de 2011 decidí cerrar esa etapa de mi vida personal, cerrar un ciclo relacionado a una mujer y de la ciudad que me parecía atractiva para vivir.  Confieso que fue muy difícil, e incluso doloroso, tomar la decisión de cerrar ese ciclo, que agradezco a la vida la oportunidad de vivirlo.

Gracias al cierre de ese ciclo,  pude conocer más personas, darme a conocer tal como soy, y pronto tuve la oportunidad de iniciar y vivir una relación amorosa. Así fue como permití que llegara la sorpresa que la vida me tenía preparado desde hace mucho tiempo para ser más feliz, pero que yo no quería tomar o aprovechar por no aceptar la realidad respecto de una mujer; por no cerrar un ciclo y seguir albergando ciertos temores. Gracias a ese paso doloroso, empecé a vivir momentos increíbles, viajes inolvidables y sentirme más equilibrado, contento y pude sacar lo mejor de mi persona. Aprendí muchas cosas más e hice una actividad a favor de los más necesitados, acción que me permitió llegar a un estado más alto de madurez como ser humano y como hombre. Hoy, puedo decir que no me arrepiento de haber cerrado ese ciclo.

El cierre de ciclos es un proceso difícil y doloroso, pero como se ha visto con las tres historias, los beneficios son grandes y liberadores. La vida se vuelve más amena y nos da la oportunidad de disfrutar la felicidad, distinto a la del pasado y que no se encuentra en una persona que en algún momento nos dañó; en una persona que solamente apareció para prepararnos y mejorar como ser humano y que por ello es importante en nuestra vida, aun cuando haya existido un amor y la posibilidad de un matrimonio; que no se encuentra en una ciudad, en un país; sino en nosotros mismos a la hora de permitirnos darnos cuenta y aceptar el fin de una etapa para luego dar el paso, tal vez doloroso o no, de cerrar ciclos, permitiéndonos conocer a otras personas que aparecen en el presente o futuro, soltando a las que pertenecen al pasado; buscar o recibir oportunidades laborales que pueden ser más productivas que el trabajo anterior. Cerrar ciclos es llegar a un estado de madurez al que tenemos que arribar.

 Cito a Paulo Coelho:
“Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando [..] La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción”.

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